Los peligros de la luz LED Blanca y los beneficios de la luz infrarroja: ¿Qué ilumina mejor tu salud?

La luz infrarroja es la alternativa saludable a los peligros de la luz LED Blanca

Los peligros ocultos de la luz LED Blanca: Un riesgo cotidiano

La luz LED blanca, omnipresente en hogares y dispositivos electrónicos, se ha convertido en uno de los peligros silenciosos que ataca nuestra salud sin apenas darnos cuenta.

Su omnipresencia es tan sutil que nos hemos acostumbrado a ella, ignorando los potenciales daños a largo a plazo.

A diferencia de la luz natural, la luz LED blanca emite una alta proporción de luz azul, que se ha relacionado con muchos de los problemas de salud que nos asaltan.

¿Por qué es peligrosa la luz azul emitida por la luz LED blanca?

Esta luz blanca LED, tan común en nuestros hogares y entornos urbanos, contiene una proporción significativa de luz azul, y es precisamente esta componente la que genera preocupación para la salud. Para entender el peligro, debemos comprender algunas características de la luz azul y cómo afecta a nuestro cuerpo


¿Qué hace que la luz azul sea peligrosa?
La luz azul es una forma de luz visible con una longitud de onda corta y alta energía

 Esta alta energía es la clave de su potencial daño. La luz azul tiene una longitud de onda corta (aproximadamente 400-500 nanómetros).

Esta longitud de onda corta le permite penetrar más profundamente en el ojo que las longitudes de onda más largas (como la luz roja o infrarroja). Mientras que la luz roja se absorbe principalmente en la superficie del ojo, la luz azul llega hasta la retina, donde se encuentran las células fotorreceptoras (conos y bastones) responsables de la visión.

Esta penetración profunda es crucial porque es en la retina donde la alta energía de la luz azul puede causar el mayor daño.

 

Como la luz azul tiene una longitud de onda corta, cada fotón de luz azul lleva más energía que un fotón de luz roja o infrarroja.

La energía de un fotón de luz es inversamente proporcional a su longitud de onda. Esta alta energía puede iniciar reacciones fotoquímicas en las células de la retina, generando radicales libres. Los radicales libres son moléculas inestables y altamente reactivas que dañan las estructuras celulares, incluyendo el ADN, las proteínas y los lípidos.

Este daño oxidativo acumulado contribuye al envejecimiento prematuro de las células de la retina y puede llevar a enfermedades oculares degenerativas.


¿Dónde encontramos esta luz led blanca peligrosa que tanto nos afecta?

Miremos a nuestro alrededor.

Sólo tenemos que detenernos un momento para analizar nuestro entorno cotidiano.

En el mobiliario urbano:

Las farolas LED tan sostenibles que iluminan nuestras calles, las pantallas digitales de los semáforos, las luminarias de los parques…

Si lo piensas la luz LED nos acompaña incluso cuando salimos a pasear. Piensa en las noches que has paseado caminando bajo estas luces, exponiendo tus ojos a su brillo artificial.

 

En nuestro hogares:

La iluminación LED de tu hogar, tan eficiente y económica (o al menos eso nos hacen pensar) emite luz azul.

La pantalla del televisor, sí, la TV. Esa maravilla tecnológica de 64 pulgadas Full HD, con una resolución tan nítida que podrías contar las pestañas de tu actor favorito a través de la pantalla…

¡Una auténtica joya de la ingeniería moderna!

Pero, ¿has considerado el pequeño detalle de que esa impresionante pantalla emite un brillo artificial, una catarata de luz azul, que daña tus ojos de forma directamente proporcional al a su tamaño?

Sí, has leído bien. Cuanto más grande, más luz azul te estará bombardeando. Es como si te dijeran:

«Disfruta de esta increible imagen mientras te vamos quemando lentamente los ojos.»

Nos hemos pasado horas pegados a esa pantalla gigante, absortos en nuestras series favoritas, partidos de fútbol, maratón de cine…

La luz azul nos envuelve, nos hipnotiza, nos ciega…

Nosotros, felizmente inconscientes nos dejamos llevar.

Después nos preguntamos por qué nos cuesta dormir, nos duelen los ojos o por qué tenemos la cabeza como un bombo…

Pero la luz azul no se limita a la pantalla del televisor en nuestros hogares, está presente en una multitud de dispositivos y fuentes de iluminación.

Una exposición casi constante que a menudo pasa desapercibida.

En el trabajo:

El trabajo moderno, en muchas de sus vertientes, se ha convertido en un campo de batalla para nuestros ojos. La omnipresente luz azul, emitida por las pantallas de ordenadores, monitores, tablets y smartphones, se ha convertido en un enemigo silencioso que ataca a trabajadores de diversas profesiones, especialmente a aquellos que pasan largas jornadas frente a múltiples pantallas.

 

 

Productores de contenido audiovisual: Imagina a un productor de cine o televisión, rodeado de varios monitores: uno con el timeline de edición, otro con la señal de cámara, otro con los gráficos… Su jornada laboral es una maratón frente a un ejército de pantallas que emiten luz azul sin descansoGamers profesionales (eSports):

Los jugadores profesionales de videojuegos, gamers, pasan horas y horas frente a sus pantallas, inmersos en el mundo virtual. La competición, la presión por el rendimiento, y la intensidad de las partidas hacen que la exposición a la luz azul sea aún más intensa y prolongada. El síndrome de la vista cansada, los dolores de cabeza y los problemas de sueño son comunes entre estos atletas digitales.

Diseñadores gráficos y web: Estos profesionales trabajan con múltiples pantallas para optimizar su flujo de trabajo. Cada pantalla, una fuente de luz azul que contribuye a la fatiga ocular.

Analistas financieros y traders: El mundo de las finanzas se caracteriza por un ritmo frenético y la necesidad de monitorizar múltiples pantallas con información en tiempo real. La presión por tomar decisiones rápidas y acertadas, combinada con la exposición constante a la luz azul, puede tener un impacto significativo en la salud mental y física de estos profesionales.

 

La creciente demanda de estas profesiones, y la creciente dependencia de la tecnología en el lugar de trabajo, hacen que la exposición a la luz azul sea un problema cada vez más común y preocupante. Es crucial que estos profesionales tomen conciencia de los riesgos y adopten medidas para proteger su salud ocular, como el uso de gafas con filtro de luz azul, descansos regulares, y una correcta iluminación del espacio de trabajo. Ignorar este problema no solo afecta a la salud individual, sino que también impacta en la productividad y el rendimiento laboral a largo plazo.

La luz azul nos persigue incluso cuando nos desplazamos

 

En el transporte:

En el trasporte público estamos rodeados de pantallas brillantes, estamos expuestos a una fuente constante e inadvertida de luz. 

Analicemos algunos ejemplos:

Pantallas de información: En autobuses, trenes y metros, las pantallas digitales que muestran horarios, rutas y anuncios son omnipresentes. Estas pantallas emiten luz azul, bombardeando nuestros ojos durante el trayecto. A menudo, miramos estas pantallas sin darnos cuenta, absortos en nuestros pensamientos.

Anuncios digitales: Las pantallas publicitarias en los transportes públicos son cada vez más comunes. Su brillo y colores vibrantes, ricos en luz azul, captan nuestra atención, incluso si solo lo hacen por un instante.

Dispositivos personales: En el transporte público, muchos utilizan sus teléfonos móviles, tablets u ordenadores portátiles. Estas pantallas, fuentes intensas de luz azul, contribuyen a la exposición total, especialmente si se utilizan durante largos períodos. La suma de la luz azul de los dispositivos personales y la de las pantallas del transporte público crea un cóctel dañino para nuestros ojos.

Iluminación interior: Incluso la iluminación interior de algunos medios de transporte puede contribuir a la exposición a la luz azul. 

Si bien no es tan intensa como la de las pantallas, la iluminación LED, común en muchos transportes modernos, emite una cierta cantidad de luz azul.

¿Qué daños nos puede producir la luz azul emitida por led de luz blanca?

Daño ocular: La luz azul de alta energía puede dañar la retina, aumentando el riesgo de degeneración macular y cataratas a largo plazo.

Estudios epidemiológicos han mostrado una correlación entre la exposición prolongada a la luz azul y un mayor riesgo de estas afecciones oculares. (Se necesitan aquí referencias a estudios científicos).

Perturbación del ritmo circadiano: La luz azul suprime la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. La exposición a la luz azul por la noche puede dificultar el sueño, llevando a la fatiga crónica, problemas de concentración y un mayor riesgo de enfermedades crónicas. (Se necesitan referencias a estudios científicos).

Envejecimiento prematuro de la piel: La luz azul puede generar radicales libres que dañan las células de la piel, acelerando el proceso de envejecimiento. Esto se manifiesta en la aparición de arrugas, manchas y una pérdida de elasticidad. (Se necesitan referencias a estudios científicos).

Luz infrarroja una alternativa terapéutica y reparadora

 

La luz infrarroja (IR) ofrece una alternativa saludable a la luz LED blanca,  promoviendo el bienestar y la reparación celular.

 

Alivio del dolor: La penetración profunda de la luz infrarroja en los tejidos reduce la inflamación y el dolor muscular y articular. Es eficaz en el tratamiento de la artritis, lesiones musculares y otras afecciones dolorosas.

Efecto antiedad: La estimulación de la producción de colágeno y elastina por la luz infrarroja mejora la textura y firmeza de la piel, reduciendo las arrugas y las líneas de expresión. 

Mejora de la circulación: La dilatación de los vasos sanguíneos inducida por la luz infrarroja mejora la circulación sanguínea, facilitando la eliminación de toxinas y el aporte de nutrientes a los tejidos.

 

Comparativa: Luz LED Blanca vs. Luz Infrarroja

¿Listo/a para experimentar los beneficios de la luz infrarroja?

Te invito a explorar nuestra selección de lámparas y dispositivos de terapia con luz infrarroja. 

Siendo conscientes de los peligros que implican las luces LED blancas tomaremos medidas para reducir su exposición

Elige una iluminación con una temperatura de color más cálida: Puedes optar por bombillas LED con temperatura más baja (2700k-3000k) esta tasa reduce la emisión de luz azul.

 

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